En esta segunda parte se aborda el tema de cómo la religión se propaga, de a misma forma que lo hace un virus, gracias a sistemas de aculturación tales como la familia o la educación. Se analizan entornos cerrados, por ejemplo comunidades judías o cristianas no aperturistas.
Se habla nuevamente de cómo la inoculación del miedo es un factor fundamental para el éxito de las religiones, con temas como la condenación eterna.
Por último se hace un alegato interesantísimo en pro del ateismo como máximo defensor de la VIDA, ya que es la concepción ideológico-moral, evidentemente, que más centra su visión en el aquí y ahora.
Una frase para la reflexion de Ian McEwan, premio Nobel de Física: "Sin religión, algunas personas harían cosas buenas y otras personas harían cosas malas. Con religión, muchas de las personas que harían cosas buenas, las harán malas."
Por último decir que la última reflexión hecha en los minutos finales del documental por parte de su creador, Richard Dawkins, es deliciosa y es un canto a la libertad moral y vital.