Oro Sucio nos cuenta un entramado de relaciones de dominación, delictivas, extractivas y, en general, altamente perjudiciales para miles de personas de la amazonía peruana (que es lo que cuenta el documental, pero el resto de la amazonía sufre problemas similares) y por supuesto para el propio planeta. Las diferentes organizaciones del narcotráfico que operan entre distintos países de Latinoamérica y los EEUU, han conseguido que el oro se convierta en una de las mejores herramientas para el blanqueo de dinero procedente de la droga. El mecanismo consiste en lo siguiente: una vez que los narcos tienen ingentes cantidades de dinero negro en efectivo proveniente de la venta de droga (que viene de Latinoamérica) en las calles de EEUU, lo envían de nuevo al sur del continente para comprar allí oro a diferentes compañías que, además de esclavizar personas para su extracción, no preguntan la procedencia del dinero que les entregan. Ese oro va de vuelta a los EEUU para ser vendido a grandes joyerías (Cartier por ej.), bancos (HSBC por ej.) e incluso la propia Casa de la Moneda yanqui, consiguiendo así dinero blanqueado. Ni las grandes joyerías, ni los bancos e incluso la Casa de la Moneda preguntan por la procedencia de tanto oro, colaborando en un narcosistema que premia a los criminales de corbata (y sin ella), y condena a la muerte (por bala, contaminación de mercurio, etc.) a miles de personas.
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